Iglesia y Convento de Santa Teresa

Convento de Santa Teresa pertenece a la Congregación de los Carmelitas Descalzos, y está situado a dos cuadras de la Plaza de Armas del Cusco.
Este monasterio surgió a partir de la donación que Antonio de Zea hizo en 1661 La edificación de la iglesia sólo se inició en 1673, bajo el gobierno del obispo Mollinedo, y se concluyó tres años más tarde.
El Convento de Santa Teresa empezó a construirse el año de 1661 a partir de la donación que hizo Antonio de Zea de las casas que habían pertenecido al conquistador Diego de Silva y Guzmán, habiéndose tardado 15 años en concluirla, ya a la llegada del obispo Mollinedo se empezó la construcción del actual Templo el año de 1673 tardando 3 años en su construcción.
Su construcción es enteramente de piedra posee una sola nave, su frontis o fachada tiene una puerta que termina en un arco de medio punto y columnas llenas de capiteles corintios que sostienen un entablamiento corrido, su sencilla portada está flanqueada por dos espadañas gemelas con 3 arquillos y cada una de estas conteniendo 1 campana.
En su interior se descubre el lujo barroco, su única nave sin crucero es toda de piedra rustica que contrasta con la finura de las bóvedas que son de ladrillo, tiene una bella cúpula cónica achatada.Su altar mayor es barroco, tallado y dorado, con frontal sagrario, gradillas y tabernáculo de plata, tiene columnas salomónicas.
El altar con forma de retablo de 3 cuerpos impresionantes, impactante en su presentación, están representados en la parte baja los profetas Elias y Eliseo, todo este altar fue trabajado por un anónimo maestro cusqueño en la segunda mitad del siglo XVIII. Destaca además el púlpito que tiene el mismo estilo arquitectónico que el alto y probablemente obra de Diego Martínez de Oviedo, esta estructurada por columnas salomónicas y pináculos que sirven de coronación al tornavoz que es tallado con 6 cresterías de dos pináculos cada una y sobre la linterna la imagen de San Angelo mártir carnado y policromado, muestra también pequeñas hornacinillas con pequeños santos, y terminando con juegos de follajeria y un floron.
Como ocurre en otras iglesias de la era Mollinedo, aquí la decoración principal de los muros laterales está constituida por una hilera de grandes lienzos con marcos barrocos de rica talla e íntegramente dorados. En este caso se trata de la historia de Santa Teresa de Ávila, concluida en 1682 por José Espinosa de los Monteros, hijo y discípulo del célebre Juan Espinosa de los Monteros. También es notable la reja del coro bajo, en el presbiterio, lado de la Epístola, defendido por seiscientas púas de hierro, mientras el coro alto sobre el sotacoro, sólo tiene celosías de inspiración mudéjar. De ambos coros salen los cánticos de las monjas durante las misas o exposiciones del Santísimo Sacramento.