Qoricancha y Convento de Santo Domingo
Atractivos de Cusco
Coricancha, Koricancha, Qoricancha o Qurikancha (del quechua quri "oro" y kancha "recinto o lugar o espacio cercado", "Recinto dorado") fue el templo más importante durante el Imperio incaico, cuyos muros todavía son visibles dentro de la estructura actual y cuyo aspecto exterior cambió por completo durante el proceso de colonización.
El Coricancha se creó con cuatro templos que rodean una plaza central: El Templo del Sol, El Templo de la Luna, El Templo de Venus y las Estrellas y el Templo del Arco Iris. Fuera de los templos cerrados estaba el jardín exterior, o Jardín Sagrado del Sol.
Sin duda, el templo dedicado al dios Sol, Inti, era lo más importante. Estaba completamente cubierto por placas de oro y dentro de sus límites había estatuas de deidades de oro y plata. Dicen que la gran cantidad de metales preciosos de Coricancha lo hizo brillar.
Sin embargo, con la conquista de los españoles en el siglo XVI, el templo de Coricancha fue destruido, y todo el oro fue saqueado y enviado a la realeza española.
Fue Juan Pizarro, hermano del conquistador, quien cedió a la congregación Franciscana el terreno del templo aborigen. Restos del Qorikancha, templo mayor del Imperio Inca, fueron incorporados en el conjunto arquitectónico del Convento Dominico de los siglos XV-XVII. Su construcción le tardó varios años a esta comunidad, siendo finalmente consagrada oficial en 1633. En 1650 el terremoto le causó daños tan graves a la infraestructura del convento, quedando intacto el incaico Coricancha. La reconstrucción demoró hasta 1680. Esta Iglesia de tres naves cuenta con una cúpula, una bella sillería para el coro tallada en cedro, los muros están adornados con azulejos sevillanos.
El museo expone la unión de dos culturas, las cuales albergan pinturas, esculturas, ornamentos religiosos, tallas en madera entre otros. El Templo de Santo Domingo empezó a construirse en el siglo XVI en el lugar del recinto principal del Templo Mayor inca. Su torre está adornada con tallados del estilo barroco. En el interior del templo se encuentra la serie de pinturas “Vida de San Vicente Ferrer” del pintor cusqueño Marcos Zapata (siglo XVIII). Posee colecciones de arte virreinal (el lienzo más famoso: “Encuentro de Pizarro y Atahuallpa en Cajamarca”, fines del siglo XVI), de vestimentas y objetos litúrgicos y de arte contemporáneo. El Convento tiene una extensa proyección cultural: organiza concursos de arte, exposiciones artísticas temporales, charlas, conciertos, presentaciones de libros y funciones teatrales. Dispone de auditorio y biblioteca